La ex concejal de Bogotá y autora de la Política Pública de Salud Mental en la capital del país, Gloria Díaz, expresó su preocupación por la recurrencia de trastornos mentales y casos de suicidio en el departamento de Chocó. La dirigente, reconocida por su labor en la promoción del bienestar emocional y la prevención del suicidio, participará en una agenda de trabajo orientada a fortalecer las estrategias de atención en salud mental y acompañamiento psicosocial en la región.
En salud mental, las cifras de Chocó muestran un doble fenómeno: subregistros históricos en la mayoría de municipios en relación a los trastornos mentales y, al mismo tiempo, un complejo contexto de conflictividad y pobreza, realidad que se vincula directamente con la salud mental de los chocoanos. En 2025 se han registrado en el departamento más de 16 suicidios y una tasa de intentos de suicidio de 126, lo que traduce 19 por 100.000 habitantes. En el caso de Quibdó se han registrado dos suicidios representando cerca del 13% de estos casos a nivel departamental.
Cértegui, es uno de los municipios que tiene una de las tasas de intento de suicidio más altas entre los municipios pequeños del país: 142,8 por cada 100.000 habitantes. En un territorio históricamente golpeado por el abandono estatal, esta cifra no es estadística: es un grito por atención psicosocial urgente, por presencia institucional real y por políticas que cuiden la vida y la esperanza en las comunidades del Chocó. Más que tranquilidad, estas cifras hablan de subdiagnóstico, barreras de acceso y una salud mental que se tramita fuera del sistema en medio del silencio.
Otros factores que influyen en la salud mental de los chocoanos:
Hacia una respuesta integral en salud mental
Ante este panorama, Gloria Díaz, autora de la Política Pública de Salud Mental de Bogotá y promotora de su expansión a nivel nacional, hace un llamado urgente a las autoridades locales y al Gobierno Nacional para pasar del diagnóstico a la acción.
Le apuesta a fortalecer la atención primaria en salud mental con presencia territorial, garantizar líneas de atención 24 horas, promover estrategias comunitarias de acompañamiento psicosocial y formar a docentes, líderes y personal sanitario en detección temprana de riesgos.
De igual manera, plantea que cada departamento adopte un plan de prevención del suicidio con enfoque diferencial, que articule educación, familia y comunidad, y que priorice la inversión pública en bienestar emocional, especialmente entre niños, jóvenes y mujeres.
La tasa de trastornos depresivos es de 46 por 100.000 habitantes (frente a 474 nacional); la de trastornos de ansiedad, 907 (frente a 1.122); la de trastorno afectivo bipolar, 46 (frente a 200); la de esquizofrenia, 80 (frente a 165). En cambio, los trastornos del neurodesarrollo alcanzan 956 por 100.000 habitantes, por encima del promedio nacional (704), lo que indica un reto grande en niñez y adolescencia.























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