En el Pacífico colombiano, Médicos del Mundo y la Unión Europea promueven el derecho a la salud de comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas.
Los departamentos del Chocó, Cauca y Nariño enfrentan problemas sociales que vulneran el derecho a la salud, se trata de las desigualdades sociales, la falta de oportunidades de desarrollo humano, la ausencia de respuesta a las necesidades básicas de las comunidades rurales y la presencia del conflicto armado interno, así como las economías ilícitas. Ante estas situaciones que impacta directamente la salud de miles de personas, Médecins du Monde/Médicos del Mundo Francia, con financiamiento de la Protección Civil y Ayuda Humanitaria de la UE (ECHO), implementan acciones que buscan garantizar el derecho fundamental a la salud de las comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas que viven en las zonas más vulnerables y remotas del Pacífico.
Las comunidades que sobreviven en territorios como el Alto Baudó, el Medio Atrato y las riberas del río Tamaná, el triángulo de Telembi, etc., viven barreras enormes para acceder al derecho fundamental de la salud, como la falta de atención en salud mental, servicios de salud sexual y reproductiva, e insumos médicos para salvaguardar la vida, por nombrar algunos.
El acceso a los servicios de salud mental es más complejo aún. En estos territorios donde los jóvenes son vulnerables al reclutamiento forzado, la falta de oportunidades y son víctimas de conflictos intrafamiliares, los casos de depresión y suicidio han aumentado significativamente, especialmente en adolescentes de apenas 14 o 16 años.
Médecins du Monde / Médicos del Mundo Francia, desde su activismo por el acceso universal a la salud y con el afán de reducir brechas y mitigar el sufrimiento humano, implementa en el Choco, Nariño y Cauca, gracias al financiamiento de la Unión Europea, el proyecto “Salud Pacífico”, brindando servicios de salud primaria (APS), salud mental (SMAPS), salud sexual y reproductiva (SSR) a comunidades cuyo acceso a los servicios es limitado tanto por barreras geográficas económicas o sociales, o por restricciones de movilidad.
La implementación de este proyecto ha demostrado que cuando se llevan equipos médicos a comunidades remotas, se transforman los contextos y podemos hablar de justicia. A través de acciones como: las clínicas móviles por vía terrestre o fluvial; las jornadas de atención en salud física y mental; los espacios de sensibilización en violencias basadas en género, derechos sexuales y reproductivos, y autonomía; el acceso a anticoncepción e Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), y el fortalecimiento de casas interculturales son mucho más que metas e indicadores: son puentes para que todas las personas puedan gozar de una salud plena y con ella, de dignidad humana.
Si bien Los logros son innegables, los retos son más grandes aún. Todavía persisten brechas que impiden el goce pleno a este derecho y vulnera la vida en la zona rural. Sabemos que el acompañamiento de Médecins du Monde demuestra que se puede garantizar el derecho universal a la salud respetando las cosmovisiones y formas de entender el mundo de las comunidades con afectaciones múltiples y trabajando de cerca con ellas; sin embargo, no basta con los proyectos de cooperación internacional, estas necesidades deben escalar al nivel nacional para que todos los colombianos y colombianas gocen de las mismas oportunidades.
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