Desde este lunes no recibirán más pacientes en el San Francisco de Asís por incumplimientos del Gobierno Nacional.

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Foto: cortesía

Se le acabó la paciencia al equipo de trabajadores del hospital San Francisco de Asís, de Quibdó. Eso era lo único que no se había agotado, luego de que se agotaran los insumos para atender a los enfermos de la capital del Chocó y el dinero para cubrir sus propias necesidades básicas, puesto que les adeudan seis meses de honorarios.

La situación era grave desde hace meses: el dinero que la Gobernación de Chocó destina a salud —extrañamente, según el propio gobernador— no van dirigidos hacia los insumos o los salarios del hospital.

Además, la liquidación de la EPS Coomeva causó que se perdieran 2 mil millones de pesos más, que se suman a los más de 24 mil millones de déficit que tiene el hospital. De esa cantidad, al menos 14 mil millones corresponden a otras entidades prestadoras de servicio de salud que fueron liquidadas y ya no pagarán lo que deben.

El Ministerio del Interior hizo promesa de una inyección monetaria de 8 mil millones de pesos al Ministerio de Salud para manejar este problema en particular, pero el dinero no ha llegado todavía al hospital.

Por ese motivo, el personal del San Francisco de Asís hizo un plantón en el edificio de la Gobernación de Chocó, en el cual no permitieron la entrada ni la salida de personas, para visibilizar el grave problema del centro asistencial. Además, bloquearon una calle en la que quemaron neumáticos.

Pero la protesta más dura empezará este lunes 7 de marzo: a partir de la media noche, el centro asistencial entrará en protesta de manos caídas.

Se dejará de recibir pacientes en hospitalización, consulta externa y urgencias. De hecho, ya están haciendo trámites para el Centro Regulador de Urgencias (Crue) traslade a los pacientes actuales a otras instituciones en un plazo de cinco días.

Esto le dijo una enfermera:

«Vamos a cerrar el hospital. ¿En qué consiste? Los pacientes que están hospitalizado van a seguir siendo atendidos por nosotros con lo que tenemos porque nos faltan insumos, pero no vamos a recibir a ningún paciente más porque no tenemos con qué trabajar.

El personal confiesa que ya perdió todas las fuerzas porque están viviendo de la caridad de amigos y familiares, además de que “no tenemos ni con qué lavar el uniforme para ir al hospital”.

Me ayudaron para pagar la energía, pero no tengo Internet para que mis hijos estudien. Estamos mendigando hasta para comer. Una persona te regala una papa y otra la cebolla.