“Ustedes son un país maravilloso”. Así nos define Jonathan McHugh, reconocido productor musical, ganador de numerosos premios Grammy y una de las tantas cabezas que estuvo al frente de Colombia y Nueva Orleans, un proyecto del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes que a través del Plan Nacional de Música, busca estrechar los lazos culturales entre Colombia y Estados Unidos.
En el marco del Festival de Jazz de Nueva Orleans, donde Colombia es el país invitado de honor, se realizó durante dos días el ensayo y la grabación de un EP de cuatro canciones con la agrupación Rancho Aparte de Quibdó, Chocó, y músicos locales, seleccionados por el productor McHugh, para integrar lo que se llama a partir de ahora la NOYOLA BRASS BAND ALL STARS.
La estrategia de Colombia en el mundo del MinCulturas marcó un precedente, porque una idea de esta dimensión no se había llevado a cabo antes. Juntar el lenguaje del río Atrato, con las formas del río Mississippi fue, en términos de producción, un arduo trabajo, pero una vez en el estudio de grabación, fue un encuentro que fluyó orgánicamente.
Para Alejandro Montaña, delegado del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes y gestor de la idea, este encuentro es: “Parte de la política importante para el Plan Nacional de Música para la Convivencia y para las apuestas estratégicas de esta cartera y del Plan Nacional de Desarrollo, es la cultura colombiana en el mundo. En ese sentido hemos pensado un escenario de circulación que la mueva y la ponga en otros circuitos”.
Y agregó que: “Así se nos ocurrió, aprovechando la presencia de 175 artistas que hacen parte de la delegación presente en el Festival de Jazz de Nueva Orleans, hacer una colaboración entre dos ciudades que comparten un formato instrumental y la herencia africana. Es así como ponemos a Quibdó y a Nueva Orleans a funcionar en un mismo formato instrumental”.
Chirimia y Brass Band son más parecidos de lo que parece. No importa el idioma que se hable, porque hay algo común y es la música, esa misma que acompañó un encuentro espontáneo, lleno de afecto y con un buen nivel musical desde ambos lados.
El resultado fueron cuatro potentes temas: “Little liza jane”, “Neguaseñita”, “Polka Chencha” y “Unane”. Canciones tradicionales que se escuchan tanto en las calles de Nueva Orleans como en las de Quibdó. Estar dentro del estudio fue vivir por un instante unas fiestas de San Pacho, con el bunde reventando por los barrios; y a su vez, caminar durante el Mardi Gras, el carnaval más importante de Nueva Orleans.
Parados uno frente al otro, redoblantes, bombos, línea de vientos y voces se reflejaron con la imagen de un espejo, para encontrar que somos lo mismo, solo que sonamos diferente.
Leónidas Valencia, oriundo del departamento del Chocó y uno de los grandes sabedores de estas músicas, cuenta su experiencia desde el estudio de la Universidad de Loyola: “Estamos trayendo las músicas afro del Pacífico a encontrarse con las músicas afro de New Orleans. Estas son músicas de río, es una cultura muy orgánica. Nos parecemos mucho en la gesticulación, en los códigos rítmicos. Lo otro es la afectividad. Ellos aquí viven de la música, nosotros también vivimos de la música”.
Entre colombianos y norteamericanos, sumaron 13 músicos, más la participación de los productores: Jacobo Vélez, Alejandro Montaña, Jonathan McHugh y el propio Leónidas, quienes juntaron sus talentos e ideas para materializar este encuentro que le aporta a un país que culturalmente sigue creciendo cada vez más. “Este es un mensaje de doble sentido, porque primero hay que conocerse adentro y Colombia no se conoce adentro. Lo segundo es encontrarse con los de acá, es ver cómo está el país frente al mundo, cómo reacciona la gente a nuestra música y vernos desde la diferencia”, puntualizó Valencia, quien tiene a cargo la conferencia “Chirimía Colombiana y Brass Band de New Orleans, un lenguaje común”.
Una vez más quedó plantada una importante semilla tricolor donde la música fue el lenguaje común. Cabe destacar el buen trabajo logrado por Rancho Aparte, quienes hicieron gala de una destreza y madurez musical muy amplia. La improvisación fue el lenguaje común que unió a ambos países, separados geográficamente, pero unidos por la diáspora y por historias que han marcado los territorios.
Adicionalmente, en el equipo estuvo la presencia femenina en el estudio y fue con la ayuda de la ingeniera de sonido María Paula Mariño, graduada de la Universidad de Loyola, que registró sonoramente cada minuto del encuentro.
Finalmente, el resultado de esta grabación será un EP de cuatro canciones que circulará en las plataformas del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, al igual que en todos los canales de la Universidad de Loyola.
Este encuentro fue posible gracias al Ministerio de las Culturas, su Plan Nacional de Música para la Convivencia, la Embajada de Colombia en Estados Unidos, Procolombia, la Cancillería de Colombia y el Festival de Jazz de Nueva Orleans.