Comunidades de Medio San Juan, Chocó, recibieron ayudas humanitarias de emergencia
Con una inversión de cerca de 1.800 millones de pesos y un total de 122 toneladas de ayudas, la Unidad para las Víctimas atendió a 17 comunidades del departamento.
En medio del difícil acceso por la presencia de grupos armados en la zona, la Unidad para las Víctimas atendió a 17 comunidades del municipio de Medio San Juan, en Chocó, que reportaron confinamiento en el año 2023 a raíz del conflicto armado que se vive en esta zona del departamento.
Con una inversión cercana a los 1.800 millones de pesos, un total de 122 toneladas de ayudas humanitarias de emergencia fueron distribuidas en las comunidades afrodescendientes de La Unión, Isla de Cruz, Chiquichoqui, San Miguel, San Jerónimo, Puerto Murillo, Noanamá, Calle Fuerte, Santa María La Loma, Tigre y Guamo, Paimadó, Fugiadó, Bebedó, Dipurdú y las comunidades indígenas de Unión Wounaan, La Lerma y Macedonia.
Esta entrega estuvo acompañada por la alcaldía de Medio San Juan, a través del enlace de Víctimas, la personería municipal, el Consejo Comunitario General del San Juan (ACADESAN) que en un trabajo articulado durante más de una semana, lograron entregar 2.158 kits alimentarios y de aseo a las víctimas de la esta zona del San Juan, con lo que se pretende cubrir las necesidades básicas de la población víctima, en materia de alimentación y aseo, así como también, mitigar la vulnerabilidad a la que se encuentran expuestos debido a la presencia de grupos armados ilegales que se disputan el control territorial.
“La situación que estamos viviendo a raíz del confinamiento y los desplazamientos que hemos vivido es que no podemos desplazarnos a nuestras parcelas a recoger los cultivos de pancoger y el tema económico ha desmejorado mucho en la comunidad porque no hay cómo generar ingresos porque no hay cómo trabajar. Las personas no pueden cortar su madera, sembrar sus cultivos y eso nos ha afectado demasiado. Las ayudas humanitarias nos caen muy bien porque nos ayudan a subsanar nuestras necesidades, las estábamos esperando y esperamos que lleguen muchas más, para poder mejorar principalmente nuestra situación alimentaria”, expresó Ceci Marcela Moreno, secretaria de la junta de acción comunal de la comunidad de Noanamá.
Es constante la zozobra que se vive en estas comunidades, donde incluso la señal de comunicación es casi inexistente y para la cual, cada intervención del gobierno nacional es recibida con la esperanza de una mejor calidad de vida. “La sostenibilidad de la alimentación está muy escasa, en el caserío no se puede andar de noche, no se puede ir a trabajar para ganar dinero en las fincas, en las siembras, porque no hay movilidad libre para ir a Istmina. También es difícil para moverse, todo es muy estricto para traer la comida, si uno no consigue en el Resguardo es un problema. Además, se presentan enfermedades por desnutrición de los niños, se afecta la educación porque de aquí los niños se trasladan hasta la institución educativa Genaro Opua, en la comunidad Unión Wounaan, entonces si no hay movilidad libre, pues los niños no estudian”, indicó Silfredo Ismare Mepaquito, líder de la comunidad indígena de Macedonia.
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