El militar retirado manifestó que el cabo Primero Martínez Chimbí, supuestamente estuvo más de 20 horas en una bolsa y una capilla sin el trato que se merece por ofrendar su vida por el servicio militar.
Jefferson Piñeros un ex suboficial retirado ha manifestado su malestar e indignación por lo que según él, el Ejército Nacional brindó un ‘trato indigno’ al cuerpo sin vida del Cabo Primero Miguel Ángel Martínez Chimbí, luego de que muriera en el combate contra el frente Cacique Calarcá del ELN en la vereda Pueblo Nuevo del municipio de Tadó en el departamento del Chocó en el que también murieron dos ilegales y se capturaron a otros siete. Hechos ocurridos el lunes 2 de junio de 2025.
El exmilitar, en la queja expuso que el cuerpo del Cabo permaneció envuelto en una bolsa blanca casi 20 horas en una capilla del municipio Unión Panamericana, hasta que a las 5 p.m. de este martes fue trasladado a Medicina Legal de la ciudad de Quibdó. Incluso suministró una fotografía del lugar donde permaneció el militar fallecido.
“Pese a su sacrificio, su cuerpo se encuentra en condiciones completamente indignas, alojado en una iglesia del departamento del Chocó, sobre una camilla y dentro de una bolsa mortuoria, sin ser trasladado oportunamente a un centro especializado ni recibir el tratamiento protocolario que merece un militar caído en servicio”, dice la queja enviada al Ministerio de Defensa, Ejército Nacional y medios de comunicación.
Y agrega en el texto “esta omisión vulnera, no solo los derechos de su familia y el honor institucional, sino también la dignidad de todos los hombres y mujeres que visten el uniforme con orgullo y compromiso”.
En el documento antes mencionado el exmilitar solicita algunas explicaciones a la brigada 15 a la que estaba adscrito el Cabo:
– Que se brinde una explicación pública sobre esta grave omisión.
– Que se garantice la realización de los honores militares correspondientes en presencia de sus compañeros de unidad y/o familia, como reconocimiento mínimo a su sacrificio.
– Que se revisen y refuercen los protocolos internos para evitar la repetición de hechos similares.
Y termina indicando en el documento que “Honrar a nuestros héroes no es un acto ceremonial, es una obligación moral, ética e institucional.»
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