Para la realización de esta iniciativa se suscribió un convenio entre la UNGRD y el Fondo Todos Somos PAZcífico.
Un auténtico dolor de cabeza están viviendo en el municipio de Atrato, perteneciente al departamento del Chocó, donde la obra que prometía convertirse en una gran oportunidad de desarrollo por la conexión con la ciudad de Quibdó, lleva más de un año interrumpida y sin un futuro claro.
Esta vía de 5 kilómetros es uno de los más grandes anhelos de la comunidad desde hace aproximadamente 30 años, ya que permitirá mejorar considerablemente la movilidad entre el corregimiento de San Martín de Purré, una zona con alta producción agrícola, con la capital chocoana.
Todo iba de maravilla, hasta que en mayo de 2022 la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, (UNGRD), que es la entidad a través de la cual se canalizan los recursos del proyecto, ordenó su suspensión por la entrada en vigor de la Ley 1259 de 1994 o Ley de Garantías, de acuerdo con lo que le manifestó a SEMANA el alcalde de la población, Juan Genecy Bejarano Martínez.
El mandatario manifestó que la comunidad está bastante irritada con él, a pesar de que ha estado siempre pendiente del avance del proyecto, porque entre los habitantes de la localidad se propagó una idea equivocada, según la cual fue él quien decidió interrumpir las obras.
Explicó que para la realización de esta iniciativa se suscribió un convenio entre la UNGRD y el Fondo Todos Somos PAZcífico, pero que él no tiene la facultad ni la autonomía para destinar estos recursos a otras cosas, por lo que no tiene ninguna responsabilidad en la interrupción de los trabajos.
“La comunidad considera que yo no he querido realizar las gestiones, e incluso he recibido amenazas personales que me tienen con mucho temor”, manifestó.
Entre lo señalado por el Alcalde de Atrato está que tras el cese de la construcción de la carretera habló con las personas encargadas de la UNGRD, quienes le manifestaron que todo se debía a unas inconsistencias del proyecto, por lo que él se encargó de su reformulación y ha tratado de acelerarlo por todos los medios, pero sigue sin recibir respuesta a pesar de hacerle las correcciones que le pidieron.
Pero los problemas para el mandatario no son únicamente por las presiones de la comunidad, sino porque él pactó con un contratista la realización de las obras por $7.600 millones y este alcanzó a ejecutar el 24 por ciento, por lo que ya presentó una demanda en su contra por $1.800 millones y hasta tiene pendiente una citación de la Procuraduría.
Expresó su preocupación porque la comunidad no le cree a pesar de que les ha contado todo lo que ha podido hacer por el proyecto, como la reunión del pasado 29 de mayo con el director general de la UNGRD, Olmedo de Jesús López Martínez, quien le dijo que podía estar tranquilo porque la obra iba a continuar, aunque jamás le ha vuelto a pasar al teléfono.
Habitantes del Atrato en el Chocó, claman por la pavimentación de una vía de 5 kilómetros desde hace aproximadamente 30 años. Permitirá mejorar la movilidad entre el corregimiento de San Martín de Purré y Quibdó.
La obra fue suspendida por la UNGRD en 2022
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— MAGDA JIMENA RIOS B (@MAGDAJIMENA) August 3, 2023
“Pido de manera encarecida a la UNGRD que nos dé la mano porque no sabemos nada. Estoy a punto de terminar mi periodo, pero necesito dejar las cosas claras porque esto me está trayendo muchos problemas personales. He hecho todo lo que me dicen y todavía no recibo respuesta de nadie”, indicó.
Precisamente acerca de los inconvenientes que le está trayendo este asunto, el alcalde Juan Bejarano contó que desconocidos han hecho disparos contra su vivienda, ha recibido llamadas amenazantes y los comentarios de muchos moradores de Atrato apuntan a que él se robó la plata.
SEMANA también dialogó con Luz Nely Moreno Martínez, quien es la representante legal del Consejo Comunitario del Corregimiento San Martín de Purré, que pertenece al municipio de Atrato.
Lamentó este impasse que tiene enredada la carretera que los uniría con Quibdó, y se quejó porque nadie responde por la obra. Dijo además que sí se han reunido varias veces con el alcalde bien Genecy Bejarano, pero que les ha dado largas cada mes para el reinicio de los trabajos.
Señaló que el mandatario los llamó para decirles que no era necesario acudir a las vías de hecho como los bloqueos en las carreteras, ya que se había reunido con el director general de la UNGRD quien se había comprometido a firmar un nuevo convenio, e incluso les envió una foto como prueba.
“Eso fue hace dos meses pero nadie responde, nosotros ya no creemos en el alcalde ni en nadie del departamento. Yo he escrito y llamado mucho a varias dependencias, pero en todas partes me dicen que este asunto no es de su competencia. Al alcalde le pedimos que nos manifieste claramente qué es lo que está sucediendo, pero que diga toda la verdad, ya que hasta ahora nos ha dicho muchas mentiras”, manifestó.
Lo cierto es que la comunidad de San Martín de Purré en el municipio de Atrato lleva cerca de 30 años esperando esta vía, que los comunicará con el corregimientos de Pacurita en Quibdó, para movilizar con rapidez sus cosechas de plátano, banano, piña y yuca.
De acuerdo con Luz Nely, en el corregimiento hay 100 familias que en total tienen cerca de 420 habitantes. Muchos de ellos decidieron dejar de sembrar y hasta se fueron de sus casas para buscar otras opciones laborales, ya que la falta de una vía en buenas condiciones no les permite sacar su producción.
Dijo también que antes de que empezarán los trabajos el camino por lo menos era transitable, pero que ahora es un trecho lleno de fango que ningún vehículo se atreve a cruzar, por lo que a la gente le resulta más fácil caminar por el río Cabí cuando se encuentra seco.
“El Estado no nos está dando ninguna garantía, sino que prácticamente nos está obligando a salir corriendo de la comunidad”, puntualizó.
Precisamente los problemas medioambientales en este afluente hacen que la situación económica para la comunidad sea cada vez más compleja, pues ahora no pueden realizar labores de minería en su cuenca porque ya están prohibidas, por lo que cada vez hay menos opciones de trabajo y no les queda más remedio que migrar a otras regiones del país, dejando atrás su tierra y sus raíces.
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